febrero 28, 2007

Me lo empaca bonito por favor

Pasa por la caja la señora, paga por el libro, y pide que se lo empaquemos para regalo. Se detiene un momento a pensarlo, y precisa:

-Es para un señora... Así que me lo empaca bonito, por favor!

¡Gracias a Dios que nos lo precisó! ¡Imaginen ustedes el mamarracho que hubiera recibido la señora de pensar nosotros que el regalo era para un caballero!
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febrero 14, 2007

Me ha dado por leer libros chiquitos

Pensamientos y rivarolianas, de Antoine de Rivarol

La brevedad me permite leer en cualquier parte y la concisión de los pensamientos me estimula más que otros textos más largos. Además, lo admito, me encanta la sensación de estar leyendo mucho.

Como librero, me encuentro con personas que se ocupan de los precios de estos libros pequeños. Precios altos, si se quiere, comparados con los de obras más extensas, y a condición de creer que el precio depende del peso del papel y la tinta.

Jordi Nadal me escribió hace poco, a propósito de los precios: "sabes? es hora de poner corazón y talento a las causas que uno siente que tienen sentido y empezar a decir que los libros tienen que tener un precio más acorde con su valor... Todo es perfume, pero uno es barato y otros son chanel. Habrá que empezar a defender la diferenciación, y, por tanto, especialización, entre valor y precio".

Me acabo de topar con este librillo que queda de maravilla para entender el tema, porque, cuánto pagarías por esta frase:

"El deseo que habla y que grita es siempre torpe; es al deseo que calla al que debemos temerle"
Yo gustosamente pagaría unos 50 centavos, si me la vendieran, sólo por esta frase.

Y esta otra:

"Hay que matar el orgullo sin herirlo, pues si lo herimos no muere"

¿Otros 50 centavos? Seguro que sí.

"Las zarzas cubren el camino de la amistad, cuando no se transita demasiado".
Fácilmente 5 quetzales y lo que me cueste pagarle una copa al amigo en el que pienso y que no he visto en meses.
"La gloria no es más que humo, estoy de acuerdo, pero el hombre no es más que polvo"

¡Vaya forma más dulce de "humillarnos" y amorosa de exaltarnos! Esta no tiene precio.

Estos pensamientos, junto con otras 40 páginas de ellos, provienen todos de
Pensamientos y rivarolianas, un rescate que, gracias a la edición y traducción de Luis Eduardo Rivera, hace la editorial Periférica de Antoine de Rivarol. Al detalle, los aforismos saldrían carísimos. Gracias a Dios, los pusieron todos juntos en un librito y salen, al por mayor, baratísimos.

Precede a la selección de aforismos, como bonificación, una introducción concisa pero completa a este singular e incisivo personaje de la Francia del siglo XVIII. Le sigue una sección de "rivarolianas" (anécdotas, a cual más jocosa y mordaz, de su vida), una cronología vital y una exhaustiva bibliografía del re-descubierto autor.

(Estoy pensando vender este libro por televisión, al estilo TV-Offer, por todo lo que trae gratis, además de los aforismos, ya de por sí casi regalados.)

Ya se enterarán si consiguen esta joyita, pero para quien admire a Lichtenberg y venere a Voltaire, conocer a Rivarol le parecerá agradablemente familiar a la vez que singularmente estimulante. En nuestra admiración por él, coincidiremos entonces con Balzac, con Sainte-Beuve o con Ernest Junger.

"La grandeza de un hombre es como su reputación: vive y respira en los labios de otro."

Hacía falta un otro tan generoso como Luis Eduardo Rivera para rescatar la grandeza y reputación de un pensador tan importante como fue Rivarol. Gracias Luis Eduardo, lector incansable, escritor brillante y compatriota erudito.


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febrero 13, 2007

"Nadie debería venir a vivir a NY a menos que tenga la intención de ser afortunado"

Esto es Nueva York, de E.B.White

Este es uno de esos libritos que, como el Paris de Julien Green, debe obligadamente anteponerse a cualquier guía de viajes.

Un artículo originalmente publicado en 1949 en la revista Holiday que nos entrega ahora Editorial minúscula en el número 12 de su colección Paisajes narrados.

El Nueva York que nos pinta White nos resulta muy familiar y caminamos con él por la Gran Manzana como acompañados del amigo neoyorquino que nos enseña la ciudad que solo se puede conocer con mucho tiempo en las manos y sin la intención de conocerla.

Como muchos, no he visitado nunca Nueva York. Pero eso no me impide decir que conozco Nueva York. Me es tan familiar como me son familiares Troya, Babel, la Mancha del Quijote o los siete mares de Simbad. Es un mito del que no escapamos, una referencia ineludible, eterna casi. Una ciudad con un carácter tan propio y tan fuerte que, a pesar de que lo reconocemos en su geografía y en sus habitantes, en absoluto depende de éstos, como quedó terriblemente demostrado en 2001. No puedo dejar de citar esta frase de White, que, recordemos, fue escrita en 1948:

La ciudad, por primera vez en su larga historia, se ha vuelto vulnerable. Una escuadrilla de aviones poco mayor que una bandada de gansos podría poner fin rápidamente a esta isla de fantasía y quemar las torres, derribar los puentes, convertir los túneles del metro en recintos mortales e incinerar a millones.
Como descubrimos con White, Nueva York es y será siempre Nueva York, por más que cambie, por más que pase por ella el tiempo. Todos los cambios que Nueva York ha visto de los cuarentas a la fecha no han hecho, me parece, sino reforzar el mito que identificamos ahora con la ineludible "New York, New York" pero que reconocemos ya en la frase de E.B.White: "Nadie debería venir a vivir a Nueva York a menos que tenga la intención de ser afortunado."

Hay libros, como éste, que son un hermoso viaje.


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