Me lo empaca bonito por favor
Pasa por la caja la señora, paga por el libro, y pide que se lo empaquemos para regalo. Se detiene un momento a pensarlo, y precisa:
-Es para un señora... Así que me lo empaca bonito, por favor!
¡Gracias a Dios que nos lo precisó! ¡Imaginen ustedes el mamarracho que hubiera recibido la señora de pensar nosotros que el regalo era para un caballero!
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